La inmoralidad de las corridas de toros: Respuesta a Savater

El filósofo Fernando Savater acaba de publicar un libro defendiendo este vergonzoso espectáculo, y atacando el argumento de la inmoralidad del mismo. En una reciente entrevista, el señor Savater argumenta que los amantes de las corridas de toros no asisten a ellas por amor a la crueldad, sino que lo hacen porque les parece bello o estético. Mejor dicho, según Savater los amantes de estos espectáculos no asisten a ellos por sadismo animal, sino porque tienen una relación diferente con el toro del que tienen los que aborrecemos este macabro show.

En primer lugar, quiero decir que el espectáculo de la tauromaquia sí es cruel, sí es sádico, sí es ramplón, sí es inhumano. Volver fiesta la tortura de un indefenso animal es salvaje, es ordinario, es sádico. Savater obviamente acude a uno de los argumentos pro-taurinos, y es el de volver higiénico algo inmundo. Según los pro-taurinos es preferible matar al toro en una corrida, donde se le da la oportunidad de defenderse, e incluso el de derrotar al torero. Que es preferible verlo morir –al animal- en una plaza de toros y no en un matadero. ¡Qué cosa tan despreciable! Quiero decir que los seres humanos comemos carne por necesidad. Por necesidad biológica, por necesidad psicológica. Sin embargo, hacia futuro es muy probable que toda la humanidad sea vegetariana, cuando haya un cambio de mentalidad y de conciencia que todavía no impera en nuestra especie.

Somos carnívoros por necesidad. Cuando yo tenía catorce años, el médico me aconsejó comer carne para poder crecer. A mí no me gustaba la carne, pero la empecé a degustar por recomendación de un especialista. Es cierto, los animales mueren todos los días en mataderos, y no solo las vacas, también los pollos, y los conejos, y los patos, y etc. Pero, no se hace de esto un show, un espectáculo, una fiesta, una rumba, un convite, una danza, un teatro; es un hecho necesario de nuestra sociedad, de nuestra especie, para sostenernos, para alimentarnos. La inmoralidad de las corridas de toros está allí precisamente, en volver fiesta algo penoso. Los judíos matan los animales para su comida de una forma muy especial. Solo lo puede hacer un rabino especializado, y mediante una ceremonia formal, donde se le pide disculpas al animal y donde se le desea mejor suerte en su futuro. Los judíos son más civilizados. Los budistas y los hindúes prefieren no comer carne porque respetan la vida, incluso la de un animal. En Occidente es donde somos unos salvajes.

Las corridas de toros son una tradición deformada de los antiguos misterios de Mitra, donde se sacrificaba un animal de estos para simbolizar el triunfo de la razón sobre los instintos y del espíritu sobre la materia. Lógicamente, no podemos asegurar que cuando vemos en las barras de las corridas de toros a un montón de personas en estado de alicoramiento gritando “¡Ole!”, es porque comprenden el significado esotérico de este antiguo rito. No, están allí porque les parece “in” que los vean en la plaza de toros, al lado de un montón de gente también “in”.

Y es que las corridas de toros son eso, un espectáculo de esnobs. La mayoría de la gente asiste a esos sacrificios para mostrarse. Es tradicional que la gente de clase alta prefiera las corridas de toros, sobre todo en nuestra cultura greco-latina. Las corridas de toros no están hechas para la chusma, para el populacho, están hechas para la gente bien y bonita de los estratos altos. Yo tenía un compañero de oficina que asistía a las corridas de toros por ese motivo. “Me importa un bledo el toro y el torero, me interesa la gente que va a las corridas” decía él, y es que eso son las corridas de toros. Son reuniones sociales, donde la gente se muestra con orgullo, pero donde estoy seguro que nadie entiende un ápice de lo que está pasando en el ruedo.

Así es señor Savater, las corridas de toros ni siquiera son espectáculos de belleza o de estética, son simples reuniones de la clase de alta. Como jugar al golf, o ir al club, o ir de paseo en un yate. Es eso, una fiesta inmoral con connotaciones sociales, no nos digamos mentiras. Eso habla muy mal de nuestras élites, obviamente. Pero por eso, así están nuestros países de tradición greco-latina: en la “inmunda”, como dicen los jóvenes de hoy.

El otro argumento de Savater es el de la desaparición de los toros de lidia. “Si desaparecen las corridas de toros, se acaba esta especie”. Tremenda desfachatez la de este filósofo. Mejor dicho, sigamos matando y torturando toros que para eso están. Éste es el peor de todos los argumentos. Entonces, sigamos con las corridas de toros para que haya toros de lidia. No señor, si es necesario que desaparezca esta especie para evitar el sufrimiento de los animalitos, pues que así sea. ¿Cómo es posible pensar que se críen especies directamente para el sufrimiento en una fiesta grotesca? Otros contestarán que eso mismo pasa con los pollos, y con los peces, y con los cerdos. Sí, pero ya contesté al argumento vegetariano. Es diferente, porque no se convierte el sacrificio de esos animales en un carnaval de cocktail barato. Hacia futuro seremos vegetarianos, lo repito.  

El otro argumento es el de la libertad. No solo utilizado por Savater sino por otros columnistas. Los amantes de las corridas de toros tienen el derecho a su show. No se pueden prohibir. Tremenda estupidez, peor. Eso es como decir: A fulanito le gusta violar mujeres, pues no pongamos talanqueras a su desviación, y que viole. No se puede, la sociedad protege unos bienes jurídicos para el mantenimiento de unas condiciones de armonía y de convivencia. No se puede acudir al argumento de la libertad para proteger actividades inmorales. No es fascismo, como decía un columnista colombiano hace algunos meses en un ensayo que escribió sobre este tema. No se puede otorgar libertad plena para hacer cualquier cosa, porque eso sería anarquía. Y el derecho -como dice Bodenheimer-, es un punto medio entre el desorden y la tiranía. Por lo tanto, cuando se prohíben las corridas de toros los gobiernos acuden a una facultad legítima de proteger unos derechos, ¿cuáles? Los derechos de los animales. El señor Savater, el columnista colombiano – quien acusaba de fascistas a los antitaurinos-, y los amantes de la fiesta brava, dirán que los animales no tienen derechos. Que los animales son cosas, y que por lo tanto no son sujetos de derecho. No es así, el Consejo de Estado de Colombia –por ejemplo-, afirmó en una reciente sentencia con ponencia del magistrado Enrique Gil Botero, que los animales sí tienen derechos. Estos serían, el derecho a no ser torturados, el derecho a no recibir castigos y sufrimientos innecesarios.

Afirmar que el sentido estético de la fiesta brava es subjetivo, me parece horrendo. Sería como decir que a los nazis les parecía hermoso matar personas en campos de concentración. Que es subjetivo. No señor Savater, la fiesta brava es intrínsecamente horripilante, asquerosa, hedionda, perversa, desquiciada, abominable. Sería como decir que una violación sexual podría ser bonita o hermosa para algunos. No señor. La violación sexual siempre será horrenda, asquerosa, hedionda. Aquí no se puede acudir a un criterio estético, porque la actividad en sí misma es inmoral, y esto es lo que no entiende Fernando Savater, a pesar de presumir tener inteligencia.

La moral es toda actividad que lleva al Bien. ¿Matar lleva al Bien? No, eso lo sabe hasta un analfabeta, o un ignorante. ¿Robar lleva al Bien? No, eso lo sabe hasta Fernando Savater. ¿Matar un animal, torturarlo, en frente de un montón de borrachos lleva al bien? No. ¿Por qué? Porque eso nos degrada como especie. Los seres humanos somos la especie predominante en el planeta Tierra, por nuestro avance y desarrollo evolutivo, o por lo que sea. Es nuestra obligación como especie prevalente, cuidar y respetar a nuestros hermanos menores, a las especies que están en situación de inferioridad con respecto a los humanos. Nuevamente, ¿por qué? Por moral, por humanidad, por sentido de la vida, por amor a la existencia y a la naturaleza. Las corridas de toros degradan al hombre, lo convierten en un ser vil. Decir que se le da la oportunidad al toro de defenderse es como ponerme a mí a pelear con el campeón mundial de boxeo de los pesos pesados. Es absurdo. El toro siempre saldrá derrotado así le pegue su susto al torero. Morirá al fin y al cabo. No es una pelea justa, de hecho, poner al toro a enfrentarse con el humano es bajo, es vil, es horrendo, es perverso, es degradante. Decir que de pronto se muere el torero es peor. Ahí sí estamos frente al delirio absoluto. Pensar que de pronto se muera el ser humano, y que por eso el espectáculo es atrayente, no tengo palabras para expresar eso; o sí las tengo: Repugnante.

Señor Savater utilice su inteligencia para defender causas justas, no se convierta en el abogado del Mal. La fe en el lado oscuro no le dará recompensas.                          


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